Adolfo Grego Micha

Escribo. Leo. Diferente

Writing. Reading. Differently



Pro (yecto/ject) s


Adolfo Grego Micha
Adolfo Grego Micha


Semblanza


Adolfo es un asiduo lector y escritor con más de 45 años de experiencia leyendo y escribiendo diversos textos, discursos, ideas, meditaciones, explicaciones, diálogos, monólogos, conversaciones, y muchas otras combinaciones de letras, palabras, frases y párrafos.
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Durante sus años de vida literaria activa, Adolfo ha experimentado con diferentes estilos y formas fuera de la industria editorial, pues su objetivo es encontrar la experiencia literaria fuera de los libros: Una literatura cuya pureza le permita existir fuera de los formatos preestablecidos.
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Para ello, Adolfo ha llevado a cabo diversos experimentos literarios cuyas observaciones no han sido documentadas, pero que sin duda han contribuido a generar experiencias literarias personalísimas.
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En general, el personaje principal de sus textos es el texto en sí mismo; es decir, las combinaciones de palabras que existen a lo largo del discurso y que buscan acomodarse de distintas maneras, en distintos lugares y formas.
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A continuación, algunos proyectos pasados:


Hojas Sueltas:

Las Hojas Sueltas son textos escritos sobre papel color crema por ambas caras que simulan ser hojas de libros.
Cada texto describe o narra la experiencia de una hoja que se ha “soltado” del libro. Algunas mediante plegarias; otras por insistencia; otras más sin desearlo realmente.
Las Hojas Sueltas son colocadas aleatoriamente en bibliotecas públicas y privadas o en librerías dentro de diferentes libros.
Así, quien abre el libro, se encuentra con una hoja que se ha "Soltado" del libro y que narra la experiencia de cómo fue que llegó a estar fuera del texto.

Diogenetics:

Diogenetics es una empresa ficticia de alta tecnología que se concibió en el año 2002 y cuyo objetivo era promover diversos productos que en su momento sólo eran imaginable a través de la mirada de la Ciencia Ficción; por ejemplo, cámaras mosquito, inyecciones neuronales de conocimiento y aprendizaje o microprocesadores para incrementar la memoria.
Durante los años 2002 y 2003 se rotuló una camioneta con el logotipo y productos ofrecidos por Diogenetics y se creó su página web para dar consistencia a la ficción. Al circular la camioneta por la Ciudad de México, permitía que el ciudadano común y corriente se enfrentase a la experiencia de “Leer un Cuento” (recibir o contarse una historia), sin necesidad de contemplar un texto.

Quizás Haya Algo Que Decir Después de Todo:

Siguiendo la premisa de que “Escribir un libro es indispensable para trascender”, Adolfo se propuso elaborar un objeto en forma de Libro, que contuviera todos los atributos físicos de un libro (portada, papel, tinta, ISBN, comentarios, referencias), pero que en realidad no sea un libro, pues aunque utiliza el lenguaje de manera apropiada y ordenada, es un texto imposible de comprenderse.
El objeto resulta ser un no-libro, cuya lectura es más cercana a la contemplación de una obra musical o un atardecer. Asimismo, permite el uso del objeto “Libro” con una función distinta, como un pisapapeles, papel de baño, soporte para nivelar sillas o para alimentar fogatas.
La edición consta de mil ejemplares firmadas con pseudónimo (Adolphe Auguste gREM), los cuales fueron dejándose in-fraganti en distintas bibliotecas públicas y privadas entre los años 2004 y 2008.
La edición corrió a cargo de “Diogenetics” y es probable que algunos ejemplares se encuentren de venta en tiendas de libros viejos o usados u online.

La Ficción (Casa Tomada):

La Ficción fue un periódico cuya periodicidad fue de la de un ejemplar por cada periodo de existencia de una raza humana.
El periódico fue lanzado para la inauguración de Casa Tomada, un espacio cultural en La Romita, en la Ciudad de México del que Adolfo fue co-fundador.
La Ficción narra noticias ficticias en formato de Nota Periodística con secciones de Ciencia, Cultura, Política y Espectáculos e incluyó avisos de ocasión y anuncios publicitarios de empresas fantasma.
Los ejemplares fueron distribuidos durante la inauguración de Casa Tomada y no se ha vuelto a saber de ellos.

Manríquez y la literatura efímera:

Única publicación formal dentro de la industria editorial: Un breve texto del año 2001 que quizás sea la gestación de toda la búsqueda literaria de Adolfo, disfrazado bajo el nombre de Gustavo Adolfo Manríquez Estrada.
Click Aquí para Leer la Pieza

En busca de un momento dado

En conjunto con el colectivo NeriVela en el año 2013, "En Busca de un momento Dado" organizó a un grupo de personas para caminar por las calles en parejas y recoger los diálogos que fuesen escuchándose durante el transcurso de la caminata.
Posteriormente, los diálogos recogidos por todas las parejas se reunieron y se buscaron y unieron las coincidencias en las horas y minutos exactos en las que las distintas conversaciones se escucharon.
El resultado, después de unir las conversaciones, resulta en un diálogos que existen entre distintas personas que no se conocen entre sí, ubicadas en diferentes lugares físicos, pero que conversan en el mismo instante, sin saberlo.

Mientras Nada Sucede / While Nothing Happens:

Es un monólogo que ha sido concebido para ser leído en voz alta.

Su personaje principal, el texto, atrapado en la narrativa, durante aproximadamente 20 minutos, lleva a cabo un discurso en el que nada sucede, mientras la lectura transcurre y algo sucede.

Es posible leer los textos en español o inglés aquí:
Mientras Nada Sucede
While Nothing Happens


Adolfo Grego Micha


CONTACTO:
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You can try contacting Adolfo through Instagram, Facebook, Email or Telepathy. No reply is guaranteed.


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While Nothing Happens

Reading

Performed by anyone, anyhow

Characters:

Me. Reading.

Setting:

Anywhere. Preferably, in a cage


Production Aphorism: Anything can become a cage. Especially a page


I will make myself perfectly clear. Or I will try to. There is nothing trickier than words to express who we are... who anyone is... who I am... and yet, this is the only resource I have... we have.

-

Words are constantly in the way between me and what I am. Between me and who I am. Words are in the middle between me and what I express with them.

-

But enough about words. A lot has been said about words using words... as here, with words blocking the way... or may I say... words have been used a lot to say things about words.

-

That is why I want to make myself prefectly clear right now. Maybe I can’t. I possibly will. I may as well try.

-

What I will not try is to educate, enlighten, fulfill or entertain you. Nothing is supposed to happen. Minutes shall pass and hours shall pass and this too, shall pass.

-

I will, nevertheless, justify my presence on this cage before I begin; even though I have already begun, for I am indebted to you for being here, reading, listening, just as if whatever I had to say here were more important, more relevant, valuable or indispensable than what you would have said or say if you were here, now.

-

Or shall I offer you or any other yous my place in the cage?

-

Anyone?

Just as I was saying: we are here, gathered together, and therefore we should celebrate. But we won’t, because we don’t know each other; and even if we did, who would be the host and would anyone else be invited?

-

I thought so.

-

After all is over we will all go to the same places we all know with the same people we all knew to do the same things we all do after all is over. We will remain.

-

A few lucky ones won’t; although they eventually will. That is how life disposes of our own selves

-

Others may try to fly away from their cages; search for a sense of achievement, fulfillment, enlightment or entertainment...

-

...which takes me back to the main subject of this speech:

-

The “cage”

-

Yeah, we all know what it is all about and who is inside it anyway.

-

This one is mine.

-

Although there was a time when I used to call this a “challenge”, an “epiphany”, a “breakthrough”: The fancier the term, the deeper the feelin’.

-

I will take this opportunity, then, to share with you, briefly, my story

-

Why my story? Because I’m the one transmitting whilst you are receiving. Why briefly? Because there is not much to tell, and even if there was, who wants to listen to stories anyway?


-

I guess you do, right?

You, holding your precious books and sacred memories retold, again, like my story.

-

Truly boring.

I will do it again, though:


I was sitting someplace else, doing something else. Not here. There. Doing whatever I used to do everyday, until I pictured me for the rest of my life doing the same old thing I used to do, and I realized that my life would someday be over and I would still have been doing those same old things I used to do instead of something different; something great, creative, unique, meaningful; something to remember. So I stood up and did whatever was needed for me to be here, speaking these words out loud, to you. End of story.


So here I am. And this is where the tricky part is, because these words that I have been pronouncing are a repetition of words that I have been pronouncing for a long time now. These words were all written before, rehearsed before, perfected before; one by one, until this long speech became “presentable”, to you, and I could “present it” to you.

So here I am: Repeating again the same words, the same phrases that were rehearsed and presented already. Trying to repeat the same words that have always been here before. Some may say it’s not entirely the same speech. That it changes intentions; moments. A brief pause here... a sigh over there... but the speech; the speech remains the same.

And here I am again. And you can certainly follow each one of the words as I present them to you, and you understand each one of these sentences and therefore they may seem meaningful but for me they have become meaningless. Meaningless by the exertion of repetition.

And I tend to question, again: Is this experience really that great, that creative, unique, that meaningful now that it has been repeated all over again? Am I that different now from what I was before all this started?


Yes; I could trick you instead. I could develop a speech where the main character of a play –that being possibly me –thinks about all kinds of abuses, excesses and finally decides to tear this speech up: destroy all these lines and break all these bars to run free. Escape from this newfound cage where it is being aroused only by itself. Search for meaning again. And you will go home satisfied, comforted by the fact that there is always room for another race to run; that there is always opportunity and chance; that there is always something new to long for.

Although not here. I am sorry. I cannot escape because I will be back on the stage for another performance –the next silent reading by anyone holding a tiny pocket version of this scene, the next time someone decides to hold on to these sentences and speak out loud these words.

For me there is no performance. There is only existence.

Why do this? some may ask. Not for the money, for that coin has no value in here; nor to entertain others. We know it is useless to search for meaning, and yet, here we are, repeating or rehearsing or rephrasing these exact same words on a different stage, to a different group of people; on a silent reading. Maybe this is the way this play works. Maybe this is the way all plays work. It is read, rehearsed, performed, abandoned, perfectioned, retold, knowing that it has no other purpose; no meaning; no teachings, no nothing... and yet, it is something.

Something that happens while nothing happens.

I guess that is why the following paragraphs are left blank:


Patiently waiting for something unexpected to happen


Ah!

To leave a brief space of time for something different; possibly beautiful, intentionally unique.

I am a written sentence, and therefore, how can I be retold, resignified, reunderstood again, if I am only being repeated, again and again? Others may have these brief moments of truth or joy or human interaction before going back to repetition, whereas we texts, with our sentences; we precious treasures where knowledge is served and found are, ourselves, pure and vivid repetitions of words and ideas and phrases and statements. Monotonous flows of ideas being repeated day after day, night after night, on every performance; every next silent reading by anyone holding the tiny pocket version of this scene; of any scene; comforted by the fact of a still experience, which is what readers and writers enjoy so much: The fact that no sentence in this text shall change. The certainty of this written word. The illusion of a still life. Deceited only by what we could have become if... And I may not change much, but in any reading... any performance... may, at least for a brief moment... be different? yes... it has. Or hasn’t it?

Books will remain the same. But enough about books already. There are millions of books talking –may I say, repeating words –about books so let’s not turn this moment into a book. Let’s not become a book. Let us be... or shall I say... Let’s be us. Let us be moving blobby things going back and forth creating ideas and conversations and moving along the lines.

I would like to be me, at the very least, but we all know that is also only a figure of speech.

Why?

Simple. Because here I can’t be me. I can only sit down in front of you and reiterate these lines, these same lines... Haven’t I changed over time? Aren’t you now different people? What makes me, Me, here, when I am just kindly or angrily repeating the same words that are written in here?

Take these sentences, for all your life's sake, and read them to someone else. See if you change.

I am bound by these words and the only chance that I have for salvation would be to change the entire story every night. Burn up all the paragraphs holding me inside. To never repeat these same words again. But then... Would everything dissappear? Would it be the same when another copy is read, somewhere, anyhow? What if a similar idea is written somewhere else. Will I be there too? How would anyone know anything was not rehearsed before... written before? How would you know for certain that I am burning the very last copy of these words? How would you react if this was true? And why should I care? Only because I am expressing what you are perceiving?

Why am I performing this same act again, all over again, when I know that the only thing that there is to express is this, which is nothing?

Maybe I should sit silent for a while. Listen only to my thoughts. Try to engage with nothing.

If you believe that the reading is over you can just stop now. Or applaud. Then leave. I am not holding your hands. Just know that the speech is not over yet. Or you can do as I do and just breathe. Give yourself three minutes of nothing just to think about nothing. Close your eyes or leave them open. Breathe. Try to think of nothing. I’m not here to judge you nor anybody is. No one will scare you. This will only be time spent, here, with yourself. Three minutes


- B r e a t h e -

1

2

3

4

5

6

- B r e a t h e -

1

2

3

4

5

6

. b r e a t h e .

6

5

4

3

2

1

0

-1

-2

Halfway There

-2

-7

-3 x 24

0

6x3+24-35/74*M

( nothing )

- B r e a t h e -

1

2

3

four

5

6

. b r e a t h e .

6

five

4

3

2

zed

- A l m o s t - t h e r e -

A r r i v i n g . . .

N O W


I am sorry to say this is useless too. It doesn’t work. At least not for me. As long as the speech remains. As long as there is something to say or something to look for or something to remember the speech will never end. Some say true silence comes with enlightment. Others the same, but the other way around. Some say that enlightment comes with peace of mind.

Is my mind peaceful? Can I be enlightened? The mind of the reader, at least during this speech, is peaceful. Quiet. It tries to concentrate and focus in only one thing: this flow of ideas. This endless speech.

I have renounced from a world where silence is king and replaced it with words meant to be repeated over and over again. Also in silence. I am not a monk sitting in a faraway land searching for salvation. I have chosen the path of the living: the words, the travelling, the culinary experiences, stimulation and unanswered questions.

Am I doomed for this?

Maybe I am, but not for choosing to live but for being alive.

Maybe I am doomed just for repeating these phrases, or maybe this speech is doomed for it is being repeated constantly, unchanged, word after word, meaning something and yet expressing nothing, or expressing something and meaning nothing, for there could be no meaning, purpose or salvation where repetition is king.

And no. I will not search for an ending to this speech. I will not create a suicide attempt or build a fictional illusion of climax to give you, readers, the pleasure of being inside another one of your fantasies.

I will not break the bars of this cage.

Who would repair them, anyway?

This is not a work of fiction and the person repeating these sentences is not me.

This is only another one of your speeches, repeated in a specific moment in time and space, possibly to certain people who understand how to interpret words. I am thankful to the reader, because by allowing itself to be me, it has ceased, briefly, to be whatever it is that it is.

It only makes me sad to know that these efforts are also pointless. That the only life that could have ever been changed was mine. That the means to achieve it was by throwing myself inside a page and allowing me to repeat these words, exactly as they were meant to. Or not. That this may have only been a way out of an ordinary day. I am not sure at this point who is saying these words. Is it me? Is it what I have been reading all along?

Not knowing if, indeed, I am a character on a larger, more complex text, being read by all of us, together, called life, where there is only room for repetition, accompanied by hope, I leave fearless and strong, for time has passed and these words have passed and the world has continued to spin and we haven’t killed anybody yet.

And we will not need to, because nothing was supposed to happen.

And nothing did happen. It happened while time passed, words were spoken, phrases were repeated and paragraphs were read.

Maybe this is what happens while nothing happens. No things that just happen and continue to happen as they continue to happen.

Now, if I may be excused, I shall leave this empty cage with an invitation for another someone to repeat somewhere, anyhow, these same sentences again, forging the illusion that I may roam free from mind to mind, as I stay trapped inside these paragraphs. And I will gently wave goodbye, not coming back to receive any sort of applause, for there should be none.

As I try to ultimately, relieved, exit.


Mientras Nada Sucede

Una Lectura

Para realizarse bajo cualquier circunstancia

Personajes:

Yo. La Lectura

Ambiente:

Donde sea que el párrafo exista.
De preferencia en una jaula.


Aforismo Recomendado:
Cualquier cosa puede ser una jaula.
Especialmente una página escrita


Me revelaré exacta y claramente. Al menos intentaré hacerlo. Nada hay más tramposo que las palabras para expresar quiénes somos... quién es quién… quién yo soy… y sin embargo, éste es el único recurso que tengo… que tenemos.

-

Las palabras se interponen constantemente entre mí y lo que yo soy. En medio de mí y quien yo soy. Las palabras están en mitad de camino entre yo y lo que yo expreso con ellas.

-

¡Pero basta de palabras! Mucho se ha dicho sobre palabras usando palabras… como aquí, con las palabras obstruyendo el camino… o debería decir… las palabras se han usado demasiado para decir cosas acerca de las palabras.

-

Es por ello que quisiera expresarme perfectamente y con claridad en este momento. Quizás no seré capaz. Posiblemente pueda. Al menos lo intentaré.

-

Lo que no intentaré es alcanzar o lograr algo como educar, iluminar, satisfacer o entretener. Nada ocurrirá. Los minutos pasarán y las horas pasarán y esto también pasará.

-

Lo que sí hare, no obstante, será justificar mi presencia en esta jaula antes de comenzar; a pesar de que ya he comenzado, pues me siento en deuda contigo por estar aquí leyendo, escuchando, como si lo que yo pretendo decir aquí fuese más importante, más relevante, valioso, indispensable de lo que tú hubieras dicho o dirías si estuvieras aquí, ahora, en mi sitio.

-

¿O debería ofrecerte mi lugar dentro de esta jaula?
¿Querrías ocuparlo?

-

¿Nadie?

Entiendo. Como venía diciendo: Aquí estamos, reunidos, y por lo mismo deberíamos celebrar. Pero no lo haremos, pues no nos conocemos; e incluso si nos conociésemos, ¿Quién sería el anfitrión y quién o quiénes estarían invitados?

-

Eso pensé.

-

Cuando todo termine nos iremos a los mismos lugares que frecuentamos con la misma gente que conocemos para hacer las mismas cosas que realizamos cuando algo termina: Permaneceremos.

-

Hay quienes, con suerte, no lo harán. Aunque eventualmente lo harán. Es así como la vida dispone de nuestros yoes.

-

También hay quienes intentarán volar fuera de sus jaulas: buscarán un sentido de logro, aprendizaje, iluminación o entretenimiento…

-

...lo cual me trae de vuelta al tema principal de este discurso:

-

La "Jaula"

-

Sí, claro que sabemos de qué se trata y quién está ahí dentro.

-

Ésta es la mía

-

Hubo una época en que consideraba esta experiencia como un “desafío”, una “ruptura”, una “epifanía”: Mientras más rimbombante el término más profundo el sentimiento.

-

Voy a utilizar este momento, entonces, para compartir contigo, brevemente, mi historia.

-

¿Por qué mi historia? Porque soy yo quien transmite y tú quién percibe. ¿Por qué brevemente? Porque no hay mucho qué decir, y aunque hubiese… ¿Quién quiere escuchar más historias?


-

Supongo que tú, ¿cierto?

Tú, que sostienes tus preciados libros y memorias sagradas, vueltas a contar, una y otra vez más, como mi historia.

-

Algo verdaderamente aburrido.

Lo hare nuevamente, pues:

-


-

Me encontraba en otro sitio, haciendo algo diferente de esto. No estaba aquí; estaba allá: repitiendo aquello que hacía cada día y sin descanso hasta que un día me visualicé por el resto de mi vida realizando esas mismas cosas y me di cuenta de que mi vida culminaría conmigo repitiendo esas mismas viejas acciones en lugar de formar parte de algo diferente: algo grandioso, creativo, único, significativo. Algo digno de ser recordado. Así que me levanté y realicé las actividades que fueron necesarias para llegar aquí, contigo, y pronunciar estas palabras, para ti. Fin de la historia.


Así que aquí estoy. Y aquí es donde está la trampa también; pues estas palabras que estoy pronunciando son repeticiones de palabras que he estado pronunciando desde mucho tiempo atrás. Todas estas palabras fueron escritas anteriormente, ensayadas anteriormente, perfeccionadas anteriormente, una a una, hasta que este discurso se hizo “presentable”, y yo pude “representarlo” para ti.

Así que aquí estoy otra vez: Repitiendo nuevamente las mismas palabras, las mismas frases que fueron ensayadas y presentadas en otras ocasiones. Intentando repetir con exactitud las mismas palabras que llevan todo este tiempo aquí reunidas. Hay quienes piensan que no es enteramente el mismo discurso: Que cambian sus intenciones, instantes: Una pequeña pausa aquí… un suspiro allá… pero el discurso -el texto -resulta ser el mismo. Como tú y yo: Permanece.

Me encuentro nuevamente aquí. Y tú ciertamente puedes seguir cada una de las palabras conforme yo las presento y comprendes cada una de ellas y, por lo mismo, podrían parecerte significativas, pero para mí se han vuelto insignificantes: Exhaustas de haber sido repetidas tantas veces.

Así que tiendo a cuestionarme, de nuevo: ¿Es esta experiencia realmente tan grandiosa, creativa, única, tan significativa ahora que ha sido repetida una vez más? ¿Soy en algo diferente de lo que era antes de que esto comenzara?


Sí. Podría engañarte. Podría elaborar un discurso en el que un personaje -ese ser bien podría ser yo – se concede todo tipo de abusos, excesos y finalmente decide romper el discurso: Destruye todas estas líneas y quebranta los grilletes y corre en libertad, escapando de esta jaula recién concebida donde sólo se excita a sí mismo. Sale a buscar un nuevo significado; un sentido renovado. Y tú te irás a casa con satisfacción plena, con el confort de creer que siempre hay espacio para recorrer otro camino, que siempre existen oportunidades y suerte: que siempre hay algo nuevo que esperar. Algo nuevo que perseguir.

Pero no aquí: Lo siento. No puedo escapar porque inevitablemente retornaré al escenario para representar otra vez este acto. Incluso en la lectura silenciosa de alguien que sostenga una versión miniatura de esta escena: la próxima ocasión en la que alguien decida sostener estas oraciones y repetir estas palabras.

Para mí no hay representación: únicamente existo.

¿Por qué hacer esto? Habrá quien pregunte. No por dinero, pues esa moneda no tiene valor aquí. Tampoco para entretener a alguien. Sabemos que es inútil buscar un sentido y, sin embargo, aquí estamos: repitiendo, ensayando, parafraseando estas exactas palabras en un escenario distinto, a un grupo diferente de personas o en una lectura silenciosa. Quizás es así como esta escena funciona. Quizás sea así como toda escena funciona: Es leída, ensayada, ejecutada, abandonada, realizada, perfeccionada, repetida sabiendo que no tiene otro propósito. No tiene otros significados, enseñanzas, objetivos. Es nada… pero a su vez, y sin embargo, es algo:

Algo que sucede mientras nada sucede.

Imagino que por ello los siguientes párrafos están en blanco.


Patiently waiting for something unexpected to happen


¡Ah!

Dejar que exista un breve espacio en el tiempo para algo distinto, posiblemente bello, intencionalmente único.

Yo soy un renglón escrito. ¿Cómo puedo cambiar? ¿Cómo podrías entenderme de manera distinta? ¿Cómo resignificarme, volver a comprenderme si sólo estoy siendo una repetición más? Hay quienes viven pequeños instantes de verdad o regocijo o interacción humana antes de volver a sus repeticiones; mas nosotros, los textos, con nuestras oraciones: Tesoros preciados donde el conocimiento se sirve y encuentra somos, en nosotros mismos, puras y vívidas repeticiones de palabras e ideas y frases y afirmaciones y negaciones. Flujos monótonos de letras que se repiten día tras día, noche tras noche, en cada representación: en cada lectura silenciosa de quien sostenga una versión miniatura de esta escena: de cualquier escena. Una obra escrita que reconforta al saberse una experiencia inmóvil: algo que quien lee y escribe valora sobremanera: El hecho de que ninguna frase en este texto cambiará. La certeza de esta palabra escrita. La ilusión de una vida inamovible: Una Naturaleza Muerta, mas con el engaño de lo que pudimos haber sido si fuésemos algo diferente… Y yo no cambiaré mucho, pero en cada lectura, cada representación quizás… al menos por un momento podría… ¿ser diferente? Sí… lo es. ¿O no?

Los textos permanecerán iguales. Los libros permanecerán sin cambio. Pero no hablemos más de libros. Hay millones de libros hablando -debería decir, repitiendo palabras -acerca de los libros; así que no convirtamos este momento en un libro. No seamos un libro. Seamos otra cosa… o debería decir… Seamos lo que somos. Seamos esas cosas borrosas, gelatinosas en movimiento yendo y viniendo, creando ideas y conversaciones conforme nos movemos a lo largo de las líneas y espacios disponibles.

Yo quisiera ser yo, cuando menos, pero bien sabemos que esto es sólo una figura retórica.

¿Por qué?

Simple. Porque aquí no puedo ser yo. Sólo puedo existir frente a ti y reiterar estas líneas. Estas… mismas… líneas… ¿O qué no he cambiado con el paso del tiempo? ¿Eres tú o son ustedes personas distintas? ¿Qué hace que yo sea Yo, aquí, mientras sólo estoy amable o furiosamente repitiendo las mismas palabras que están escritas aquí?

Toma estas oraciones, por las razones que creas convenientes y repítelas a alguien más. A ver si tú cambias.

Yo estoy atado por estas palabras y la única oportunidad que tengo para salvarme sería cambiarlas por completo cada vez. O quemar todos los párrafos que me contienen aquí dentro. Nunca volver a repetir estas mismas palabras. Mas de hacerlo… ¿Desaparecería todo por completo? ¿Desaparecería Yo? ¿Sería igual cuando otra copia sea leída en algún lugar, de alguna otra manera? ¿Volvería yo a existir si apareciera una idea similar en algún otro sitio? ¿Aparecería yo allá? ¿Cómo sabría quien lee, quien escucha, que esta idea no fue ensayada anteriormente? ¿Escrita Anteriormente? ¿Cómo sabes que esto no es una improvisación? ¿Cómo podrías saber con certeza que he quemado la última copia de esta serie de palabras? ¿Cómo reaccionarías si supieras que ésta es, efectivamente, la última vez que son pronunciadas? ¿Pensarías que es cierto? ¿Qué es un engaño? ¿Y por qué me tendría que importar? ¿Sólo por ser yo quien transmite y tú quien percibe?

¿Por qué estaré yo repitiendo este acto una vez más, cuando sé que lo único que hay para expresar es esto, lo cual es nada?

Quizás debería detenerme. Quedarme en silencio por un rato. Escuchar solamente mis pensamientos. Intentar sujetarme a nada.

Si crees que la lectura ha concluido puedes detenerte ahora. O aplaudir; luego irte. No estoy sosteniendo tus manos ni tus ojos ni tus oídos. Sólo debes saber que el discurso no ha concluido aún. O puedes hacer como yo y respirar. Otórgate tres minutos para pensar en nada. Cierra tus ojos o déjalos abiertos. Respira. Intenta pensar en nada. No estoy aquí para juzgarte ni nadie lo hará por ti. Nadie va a asustarte. Esto será sólo tiempo que gastarás aquí, contigo. Tres minutos.


- R e s p i r a -

1

2

3

4

5

6

- R e s p i r a -

1

2

3

4

5

6

. r e s p i r a .

6

5

4

3

2

1

0

-1

-2

A medio camino

-2

-7

-3 x 24

0

6x3+24-35/74*M

( nada )

- r e s p i r a -

1

2

3

cuatro

5

6

. r e s p i r a .

6

cinco

4

3

2

cero

- C a s i - l l e g a s -

L l e g a n d o . . .

( E X H A L A)

Siento mucho decir que esto resulta inútil también. No funciona. Al menos no para mí. Mientras el discurso permanezca. Mientras cualquier discurso permanezca. Mientras haya algo que decir o algo que buscar o algo que recordar el discurso no tendrá fin. Hay quien dice que el verdadero silencio viene acompañado de una iluminación interior. Hay quien dice lo mismo pero al revés. Hay quien dice que la iluminación aparece cuando la mente se encuentra en paz.

¿Se encuentra mi mente en paz? ¿Podría yo estar ya dentro de un estado de iluminación? La mente de quien me lee; de quien me escucha atentamente, al menos durante la lectura, está en paz. En silencio. Intenta concentrarse y enfocarse en una sola cosa: Este fluir de ideas: Este discurso interminable.

He renunciado a participar en un mundo en el que el silencio reina y lo he reemplazado por palabras cuya finalidad es ser repetidas una y otra vez. Incluso en silencio. No busco mi salvación. He elegido el camino de los vivos: Palabras, viajes, experiencias culinarias; estimulación y preguntas sin respuesta.

¿Estaré viviendo una condena por ello?

Es posible que así sea, mas no por elegir vivir sino por estar viviendo.

Quizás mi condena sea el repetir estas frases o quizás sea el discurso quien está condenado a ser constantemente repetido, sin cambio, palabra tras palabra, significando algo sin expresar nada; o expresando algo carente de significado; pues no puede haber sentido, propósito o salvación donde la repetición reina.

Y no. No buscaré un final apropiado para este discurso. No crearé un intento de suicidio ni elaboraré una ilusión ficticia de un clímax para dar a quien me lee o quien me escucha el placer de estar dentro de una de sus fantasías.

No romperé las barreras de esta jaula.

¿Quién las repararía?

Esto no es una obra de ficción y la persona que repite estas frases no soy yo.

Éste es únicamente otro de tus discursos, repetido en una circunstancia específica en el tiempo y el espacio; posiblemente a ciertas personas capaces de entender e interpretar palabras. Agradezco a quien me lea, pues al darse la oportunidad por un momento de ser yo, ha dejado de ser, brevemente, aquello que es.

Sólo me entristece saber que estos esfuerzos resultan inútiles. Que la única vida que pudo haber cambiado es la mía. Que el medio para conseguirlo fue lanzarme dentro de esta página y permitirme repetir estas palabras, exactamente como fueron concebidas. O no. Quizás esto sólo sea la escapatoria de un día ordinario. Ni siquiera sé en este punto de quién son estas palabras. ¿Son mías? ¿Es esto lo que he estado pronunciando todo este tiempo?

Sin saber si, ciertamente, soy un personaje dentro de un texto más largo, más complejo, que está siendo leído por varias personas a la vez, llamado Vida, en donde sólo hay cabida para la repetición, acompañada de la esperanza, me marcho sin miedo y con fortaleza, pues el tiempo ha transcurrido y estas palabras han transcurrido y el mundo ha seguido girando y no ha sido necesario matar a nadie.

Y no será necesario, pues nada debía ocurrir.

Y nada de hecho ha ocurrido. Nada ocurrió mientras el tiempo avanzó, el espacio fue ocupado, algunas palabras fueron proferidas, muchas frases fueron repetidas y varios párrafos se leyeron.

Quizás es esto lo que sucede cuando nada sucede. Nada que sucede y continúa sucediendo conforme continúa sucediendo nada.

Ahora, si se me permite, dejaré esta página vacía, invitando a que alguien, donde quiera, como quiera, repita de cualquier manera estas frases nuevamente. Forjaré así la ilusión de que puedo viajar libremente de una mente a otra, mientras resido, en cautiverio, dentro de estos párrafos. Y gentilmente ondearé un adiós, sin volver atrás para recibir ningún tipo de reconocimiento, pues algo que solamente existe no lo necesita

Intentaré únicamente, en última instancia y con cierto alivio, concluir… mientras nada sucede.